¿Por qué no logro bajar de peso? ¿Por qué tengo menos energía? ¿Por qué cada año de vida que pasa me siento más pesado? ¿Por qué atarme los cordones me cuesta una barbaridad?
Bajar de peso es un objetivo común a todos esos problemas. A veces, creemos erróneamente que solo necesitamos preocuparnos por nuestra composición corporal para mejorar nuestra autoestima. Cuando lo que está en juego, nuestra salud, nuestra vida, es mucho más.
En esta sección he recopilado todos mis artículos que hablan de cómo bajar de peso. No me puedo olvidar de los famosos medicamentos para perder peso, una revolución en el mundo de la nutrición y de la salud pública.
De hecho, es un tema en el que he decidido especializarme porque me preguntaba: ¿Hay evidencia suficiente para defender los medicamentos para perder peso?
Pues seguramente hay la misma que defender la dieta Keto como solución definitiva.
Es decir, que no.
Pero hay algo que no es evidencia científica, sino evidencia de la calle. Cada persona que experimenta resultados positivos se convierte en un «anuncio andante» para estos medicamentos, aumentando la demanda de manera exponencial. Esto está llevando a la industria farmacéutica a esforzarse por satisfacer una demanda que sigue creciendo.
Al ver este panorama, entré en conflicto. ¿Pueden estos medicamentos realmente ser tan buenos como parecen? ¿Son una solución mágica o una ilusión mágica?
Durante estos meses de investigación y experiencia personal con estos fármacos (Ozempic, Mounjaro, Saxenda, Wegovy, Zepbound, Trulicity…), he descubierto que junto con los enormes beneficios del fármaco, vienen ciertos riesgos potenciales importantes.
No hablo del prospecto. Menudo coñazo son los prospectos, ¿eh? Hablo de la realidad, de las cosas reales con las que se encuentran las personas que los usan.
Hablo de lo que se ha visto en ratas y que nos hace dudar de su seguridad a largo plazo.
También he aprendido otra cosa. Estos medicamentos para perder peso desafían radicalmente lo que creemos saber sobre la vergüenza, la fuerza de voluntad y la curación.
Están a punto de cambiar nuestro mundo, para bien o para mal. ¿No estaría bien entender antes cómo funcionan: científica, emocional y culturalmente?
Algunos dicen que podrían ser tan transformadores como la invención del teléfono inteligente. Ya, no sé. ¿Transformador es mejorar la vida? ¿O hacerla fácil? No es lo mismo.
El miedo prudente que tengo hacia estos medicamentos para perder peso no nace de que sean una novedad o que consigan grandes resultados. Sin duda lo hacen y por eso los defiendo en ciertos casos. La prudencia viene de que cada 20 años aparece una nueva película de lo mismo: “nueva revolución que promete acabar con el problema del exceso de peso”.
¿Te suena Fen-fen? Un popular medicamento para adelgazar que se vendió en las décadas de 1980 y 1990, que contenía los supresores del apetito fenfluramina y fentermina.
En su apogeo, un gran número de usuarios tuvieron una pérdida de peso muy significativa. Pero después de que dieran la cara problemas en las válvulas cardíacas y los pulmones, Fen-fen fue retirado del mercado en 1997.
Su productor destinó más de 21 mil millones de dólares para resolver las demandas. 21 mil millones…
Sin embargo, a pesar de estar preocupado por los riesgos potenciales y el impacto ético de depender de medicamentos para la gestión del peso, no puedo olvidar los beneficios evidentes, como la reducción significativa del riesgo de enfermedades cardíacas y, por tanto, de muerte prematura.
Por eso he escrito estos artículos de abajo. Espero que te ayuden.