No es un dato para alegrarse: un 16% de los hombres y un 15% de mujeres españolas son obesos. En cuanto a sobrepeso (entre un 25 y un 30 kg/m2 de IMC), España ocupa el tercer país del mundo, afectando casi a la mitad de las mujeres y a un tercio de los hombres. Casi nada…
Eso en España, ¿y en otros países? Según destaca un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2022, la obesidad ha experimentado un aumento «constante y alarmante» y que está alcanzando «proporciones epidémicas» en Europa. De hecho, el sobrepeso y la obesidad afectan ya al 60 % de adultos y a aproximadamente uno de cada tres niños (29 % de los niños y 27 % de las niñas). Y «ningún Estado miembro (de la Unión Europea) está en vías de alcanzar el objetivo de detener el aumento de la obesidad» para 2025.
Por eso no es raro que algunos de los medios más prestigiosos del mundo, como la revista The Economist, diga que la obesidad es una pandemia global, pronunciándose sobre Ozempic de la siguiente manera:
“Esta nueva clase de medicamentos podría acabar con la obesidad. Y, aunque al final solo logren reducirla, deberíamos recibirlos con los brazos abiertos”.
Es por esa razón que muchos medios de todo el mundo consideran a Ozempic y otros medicamentos similares como “la solución definitiva contra la obesidad”.
Pero, ¿es esto cierto?
Este artículo recoge las preguntas más importantes que debemos hacernos los profesionales de la salud y las personas interesadas en su uso para descifrar qué lugar dar a Ozempic en esta estrategia global contra la obesidad mundial. Tanto si ya lo has usado como si no, descubrirás si Ozempic es otra herramienta más o la solución definitiva contra la obesidad.
¿Qué Es Ozempic y Para Qué Sirve?
Aunque ahora se hable de su uso contra la obesidad, Ozempic no nació como un medicamento para perder peso. Ni si quiera a día de hoy lo sigue siendo y esto lo dice su página oficial. Ozempic se descubrió por serendipia, como otros tantos medicamentos (por ejemplo, Viagra). De hecho, el primer GLP-1 aprobado fue Victoza (Liraglutida), no Ozempic. Resultó que la Liraglutida tenía un inesperado efecto secundario: los pacientes bajaban de peso.
Ozempic reduce la velocidad en que los alimentos salen del estómago, ayuda a reducir la cantidad de azúcar liberada por el hígado y, cuando la glucemia es alta, aumenta la capacidad de bajar ese azúcar en sangre.
Eso es el resumen, pero Ozempic tiene más ciencia detrás. Para empezar, Ozempic no se descubrió originalmente para bajar de peso, sino para tratar la diabetes tipo 2. Está diseñado para ayudar en el control de la glucosa en la sangre en adultos con diabetes tipo 2 cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes, pero también se ha demostrado que ayuda en la pérdida de peso en personas con obesidad o sobrepeso.
Si quieres saber más acerca del uso de Ozempic, tengo un artículo de investigación titulado “Ozempic: La Guía Basada en la Ciencia Para Comprenderlo y Usarlo Para Bajar Peso” que puedes leer aquí.
Por Qué Ozempic Adelgaza: Desvelando el Mecanismo
Veamos un resumen en forma de lista con las distintas maneras en que Ozempic contribuye a la bajada de peso.
- Vaciado gástrico más lento: Ozempic ayuda a perder peso al ralentizar la velocidad con la que los alimentos viajan a través del tracto digestivo (lo que se denomina motilidad, y eso conlleva un vaciado gástrico más lento también). Esto aumenta la sensación de saciedad durante más tiempo lo que supone una reducción en la cantidad de alimentos que se consumen tanto en ingestas como en la cantidad (porciones) de las ingestas.
- Reducción del apetito: Ozempic ayuda a equilibrar las hormonas centrales para frenar el apetito dado que actúa a nivel cerebral. Lo que decíamos de que imita al glucagón, nos sacia.
- Mejora de los niveles de azúcar en sangre: Actúa en el páncreas aumentando la secreción de insulina y en el tracto gastrointestinal, lo que provoca una disminución de la motilidad intestinal y un retraso del vaciado gástrico. El resultado es la sensación de saciedad.
Como consecuencia:
- Mayor quema de calorías: El medicamento puede aumentar la sensibilidad a la insulina y mejorar el metabolismo de la glucosa que a su vez puede derivar en un déficit calórico que, si se mantiene, disminuirá el peso.
¿Cuántos Kg se Bajan con Ozempic?
Antes de plantearnos cuánto peso podemos bajar usando un medicamento —o cualquier intervención— deberíamos preguntarnos: ¿qué cifra de pérdida de peso se considera recomendable y en cuánto tiempo?
Cuando hablamos de “recomendable” nos referimos a que el balance beneficio-riesgo de la bajada de peso sea positivo, es decir, sea seguro y garantice que el peso perdido sea más difícil de ser recuperado, principal efecto no deseado en cualquier pérdida de peso.
Bien. Pues lo que recomiendan los estudios es bajar un 5-15 % en un periodo de entre seis y doce meses. En otras palabras, entre un 0,5 y un 2,5 % al mes o lo que vendría a ser entre 0,5 y 1 kilo a la semana. Siempre es más fácil verlo con algunos ejemplos, así que aquí van cinco casos de personas con diferentes pesos iniciales que ejemplifican una pérdida de peso saludable dentro del rango recomendado del 5-15% en un período de seis a doce meses:
Persona 1: Peso inicial de 60 kg
- Pérdida de peso: 3 kg (5% de 60 kg)
- Peso después de 6 meses: 57 kg
Persona 2: Peso inicial de 100 kg
- Pérdida de peso recomendada: 10 kg (10% de 100 kg)
- Peso después de 8 meses: 90 kg
Persona 3: Peso inicial de 92 kg
- Pérdida de peso recomendada: 13.8 kg (15% de 92 kg)
- Peso después de 10 meses: 78.2 kg
Persona 4: Peso inicial de 80 kg
- Pérdida de peso recomendada: 6 kg (7.5% de 80 kg)
- Peso después de 11 meses: 74 kg
Persona 5: Peso inicial de 78 kg
- Pérdida de peso recomendada: 7.8 kg (10% de 78 kg)
- Peso después de 12 meses: 70.2 kg
Eso no significa que las personas que pasaron más meses con la bajada de peso no pudieran haber perdido más. En algunos casos se pierde a un ritmo de 1 kilo a la semana, pero en otros a un ritmo de 0,5 kilos y en otros casos incluso menos. Es algo que depende de muchos factores. Pero el ejemplo sirve para mostrar distintos casos en los que se da una bajada de peso dentro del rango y tiempo recomendados.
Ahora veamos y comparemos lo que es recomendable con cuántos kilos se bajan con Ozempic. En un estudio que analizó la composición corporal antes y después de usarlo en personas con obesidad y sin diabetes, se observó que las personas perdían de media unos 18 kg, de los cuales 10,5 kg fueron de masa grasa, 0,5 kg de grasa visceral y 7 kg de masa libre de grasa.
He decir que cuando vi los resultados de ese estudio me sorprendí. ¿Un 60% de la pérdida de peso fue de grasa? Guau. Pero eso puede ser mucho o poco en función de dos preguntas fundamentales: ¿en cuánto tiempo se logró esa bajada? ¿Se acompañó de alguna otra herramienta para bajar peso?
Bueno, pues contestando la primera, esa bajada se logró en 68 semanas o, lo que es lo mismo, en un año y cuatro meses. Y aquí viene la respuesta a la segunda pregunta: además de Ozempic, esas personas siguieron también una intervención de estilo de vida relacionado con la alimentación y el ejercicio físico. Es decir, no solo se pincharon la medicación y ya está. No. Hubo un uso compaginado de mediación y hábitos.
Por eso, es esperable que alguien que empiece a usar Ozempic y no lo acompañe de un plan de alimentación y ejercicio personalizado, no logrará esas mismas bajadas.
Ozempic a Largo Plazo: Beneficios y Riesgos
Una preocupación que se nos pasa a todos por la cabeza cuando usamos un medicamento es saber cómo nos afectará dejar de tomarlo o si a nuestro cuerpo le pasará algo después de usarlo. A día de hoy tenemos poca investigación sobre los efectos a largo plazo del uso de Ozempic. Pero mientras dejamos tiempo a que más estudios lo analicen, podemos hacer algo: evaluar sus beneficios y riesgos potenciales.
Beneficios
Si hablamos de beneficios hay que empezar mencionado los efectos positivos directos que tiene Ozempic. Esos ya los hemos comentado y lo que está claro es que el fármaco funciona. Yo lo he visto en mi experiencia en consulta y también lo han visto los médicos que lo prescriben: la gente pierde peso. El constante parloteo en sus cerebros sobre la comida y el comer desaparece.
Pero si queremos evaluar el uso de Ozempic como una herramienta en la pérdida de peso, tenemos que ver otros beneficios que no sean tan explícitos.
Uno de los beneficios más subestimados es el efecto a nivel psicológico que tiene la bajada de peso al inicio del adelgazamiento. La experiencia me enseña que los pacientes que empiezan perdiendo peso a un mayor ritmo suelen ser los que logran mayores pérdidas de peso. Solemos decir que el éxito viene determinado por muchos factores. Claramente, este es uno: percibir recompensa con los esfuerzos desde el inicio. Por tanto, un importante beneficio del uso de Ozempic en aquellas personas obesas estancadas con su peso es esa motivación que les da, por fin, ver resultados.
Otra cuestión a tener en cuenta es que todo el tiempo que pasamos siendo obesos es tiempo en donde pueden ocurrirnos graves problemas de salud. Por ejemplo, un accidente cardiovascular, que es la principal causa de muerte prevenible en el mundo desarrollado. Sabemos que las probabilidades de sufrir un accidente cardiovascular se incrementan en personas obesas. Por eso, algunos de los propios investigadores de Ozempic han defendido su uso por la disminución del riesgo cardiovascular que conlleva toda pérdida de peso. ¿Qué dato ilustra este beneficio? Una persona que supere un IMC de 27 y use Ozempic, reducirá en un 20 % su riesgo de infarto o ictus.
Esto lo podemos extrapolar al resto de complicaciones metabólicas a las que nos conduce la obesidad. Ocurre lo mismo con el riesgo de diabetes, resistencia a la insulina, cáncer, etc. En consulta suelo usar una metáfora para ayudar a ver este concepto. Imagina que hay un niño que se ha colado en un campo de tiro donde nadie lo ve. Cuanto más tiempo pase ese niño en ese campo, más probabilidad de que termine en tragedia. Por tanto, “evacuar al niño del campo” es una estrategia a la que me refiero mucho en consulta. Ponernos a salvo lo más rápido posible no es algo que debamos pasar por alto.
Tampoco nos podemos olvidar de otras complicaciones que no son metabólicas sino psicológicas y sociales. Las personas con obesidad se enfrentan al estigma social en el colegio, en el trabajo, en el hospital y en la vida en general. Hay evidencia científica de que el estigma del peso puede causar daños físicos y psicológicos. De nuevo, ¿no querríamos ponernos a salvo de eso cuanto antes?
Otro beneficio del uso de Ozempic lo he visto cuando se acompaña de un plan de adelgazamiento integral en el que a la persona se le da una estrategia de hábitos, dieta y ejercicio adecuado. Por eso, médicos como Javier Escalada, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología, declaran: “como las personas no lo pasan mal, tienen una mayor facilidad para seguir las dietas saludables que se les prescriben”. Y eso es fundamental.
Ya ves que no hemos llegado al final y la pregunta que pretende contestar este artículo ya se va respondiendo sola. Pero sigamos…
Riesgos potenciales
Lo que más nos interesa de la pérdida de peso es que se mantenga en el tiempo. Si no, ¿cuál es el propósito? Las bajadas puntuales de poco sirven y no suelen ser muy saludables. Hasta ahora hemos hablado de peso, pero quizá sea más conveniente hablar de composición corporal. Al fin y al cabo, el principio universal de nutrición es mejorar el porcentaje de grasa corporal y masa muscular. Eso suele llevar aparejada una bajada en el peso, pero más importante que el dato de los kilos es lograr estar en los rangos de porcentaje de grasa corporal recomendados para nuestra edad y sexo.
Así pues, no nos vale cualquier bajada de peso. Las que nos valen, las que nos dejan con mejor salud que cuando empezamos la bajada, son únicamente aquellas que disminuyen nuestro porcentaje de grasa corporal, mientras nosotros mantenemos y aumentamos la masa muscular.
Sin embargo, en el estudio de más arriba hemos visto que las personas que se inyectaron Ozempic, a pesar de acompañar los pinchazos con ejercicio, terminaron con 7 kg menos de masa libre de grasa en donde la mayor parte de eso es pérdida de masa muscular.
Entonces, ¿cuál es el principal problema de la pérdida de peso con Ozempic? Pues sí, lo has adivinado, es la pérdida de esa masa muscular que se produce por el camino. Porque no toda la pérdida de peso es saludable, incluso para aquellos con obesidad. Si bien perder exceso de masa grasa tiene una multitud de efectos beneficiosos para la salud, perder masa magra o masa libre de grasa (que incluye músculo y hueso), se asocia con trayectorias de salud deficientes y una reducción de la vida útil, como recuerda Peter Attia, uno de los médicos divulgadores a los que sigo desde hace años.
En definitiva, las estrategias seguras y efectivas contra la obesidad son aquellas que reducen significativamente la masa grasa, mientras minimizan la pérdida de masa magra. Aunque una cierta cantidad de pérdida de masa magra es inevitable con una reducción significativa de peso (generalmente alrededor del 25 % del total de pérdida de peso), el objetivo es aumentar la proporción general del cuerpo de masa magra. Eso es, en resumen, mejorar la composición corporal.
Otro riesgo del que no se habla mucho es la desaparición de la noción de esfuerzo en la pérdida de peso. De primeras, quizás no sea muy evidente, pero el cerebro de las personas está cableado para ganarnos las recompensas. Hablo de aquellas personas que busquen una intervención con Ozempic olvidándose de aprovechar su uso para crear los hábitos que los acompañarán el resto de sus vidas. En esos casos corremos un peligro. El peligro del efecto rebote. Y esto se debe a pensar en Ozempic como esa “solución definitiva” de la que algunos medios hablan: “me pincho y ya está”. El problema es que cuando nuestro cerebro no percibe un esfuerzo detrás de un importante logro (como perder peso), no siente recompensa. Quizá por eso siempre se haya dicho que lo que sube rápido, baja también rápido…
Para terminar, quiero traer una frase que resume los riesgos de considerar a Ozempic como solución definitiva. Es de la investigadora Eva Almirón, doctora en Biología e investigadora en el Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra: «Si solo paliamos la obesidad con fármacos y cirugía, el coste del tratamiento aumenta y, al mismo tiempo, se reduce el número de personas que somos capaces de tratar. Por eso, necesitamos encontrar métodos alternativos para curar y prevenir esta enfermedad, que abarquen a una gran parte de la población y sean económicamente accesibles».
¿A qué se puede estar refiriendo Eva? A que una estrategia de peso debe ser accesible para todo el mundo. Si solo podemos tratar a unos, mala solución es esa. Las soluciones a nivel de salud deben encaminarse a tratar con justicia a todo el mundo, con independencia de su procedencia o nivel sociocultural. Por tanto, la pérdida de peso no puede basarse únicamente en usar tratamientos médicos caros.
Beneficios de Ozempic | Riesgos potenciales del uso de Ozempic |
---|---|
Pérdida de peso eficaz: Las personas que lo usan experimentan una reducción significativa del peso. | Pérdida de masa muscular: Puede haber una reducción de la masa magra, incluyendo músculo. |
Reducción del apetito: Disminución de la obsesión por la comida, lo que facilita el control de la ingesta. | Composición corporal: El objetivo es perder grasa y no masa muscular, y esto no ocurre de forma adecuada si solo se usa Ozempic. |
Beneficios psicológicos: La pérdida de peso inicial motiva a los pacientes a continuar con sus esfuerzos en la dieta. | Efecto rebote: La facilidad en la pérdida de peso sin esfuerzo percibido puede llevar a una rápida recuperación del peso. |
Reducción del riesgo cardiovascular y otras complicaciones metabólicas: En el texto hablo del efecto “evacuar al niño del campo de tiro” como comparación para entender la importancia que tiene poner a salvo cuanto antes a un paciente con obesidad. | Costo y accesibilidad: Centrar la solución definitiva a una enfermedad con tratamientos, por baratos que sean, siempre será más costoso y generará más injusticias sociales que los hábitos. |
Integración con planes de adelgazamiento: Funciona mejor cuando se combina con dieta y ejercicio adecuados. |
¿Qué Pasa si Dejo de Aplicarme Ozempic?
Ya hemos hablado de algunas consecuencias de interrumpir el tratamiento con Ozempic, pero quiero centrarme ahora en la más importante de todas: el efecto rebote. Sí, es una consecuencia negativa, pero elijo centrarme en eso ahora porque si entendemos de qué manera podemos evitarlo, quizás tengamos más perspectiva para responder a la pregunta de este artículo.
Para ello, quiero apoyarme en un estudio esperanzador que sugiere un antídoto para evitar el efecto rebote: el ejercicio. Ya hemos hablado de esto en el artículo, pero hay un estudio que hizo la prueba con lo siguiente: dos clases de spinning y dos carreras por semana.
El estudio formó dos grupos. Por un lado, a los que les dieron ese plan de entrenamiento y además les dieron Ozempic. Por otro, a los que dieron este plan de ejercicio pero sin Ozempic (grupo placebo). ¿Qué vieron? Pues que al cabo de un año casi todos los que tomaron el fármaco habían mantenido el peso más bajo o habían perdido más peso.
Los resultados se publicaron en la revista New England Journal of Medicine y los participantes retomaron su vida sin supervisión ni directrices de ninguna clase. Transcurrido un año, los investigadores los invitaron a volver al laboratorio para medir la evolución. Se comprobó su peso, su composición corporal y sus hábitos de ejercicio actuales.
Para algunos, el año había sido desastroso. Quienes no mantuvieron la rutina de ejercicios, recuperaron alrededor del 70 % del peso perdido. Además, la mayoría de estos kilos recuperados eran en forma de grasa, no de músculo, por lo que acabaron con porcentajes más altos de grasa corporal que antes de empezar a tomar el fármaco. Es decir, estaban peor que antes de tomar Ozempic.
Para otros, en cambio, había sido un gran año. Aquellas personas que sí mantuvieron por su cuenta ciertos hábitos de deporte se habían mantenido mejor en el peso y conservaban más masa muscular.
Por tanto, estos resultados indican claramente que las personas que toman estos fármacos pueden mantener un peso saludable, incluso después de dejarse de aplicar Ozempic. “Pero necesitan hacer ejercicio”, añade Signe Torekov desde la Universidad de Copenhague, principal investigadora del estudio.
Un breve apunte final es que este estudio fue financiado por el fabricante de Ozempic (Novo Nordisk), que no supervisó el estudio ni sus resultados. Aunque estos datos tengan sentido a la vista de todo lo dicho en el artículo, siempre debemos coger con precaución los resultados de quien es el principal interesado en que esos resultados salgan bien.
Conclusión:
Vale, ya hemos visto las ventajas y los riesgos potenciales del uso de Ozempic. Si has leído con atención hasta aquí, seguramente adivines ya la respuesta. Al final, mi objetivo era estructurar la información de tal manera que cualquiera que vaya pasando por ella se haga una imagen mental de la respuesta a la pregunta que nos ha traído hasta aquí: ¿Es Ozempic otra herramienta más o la solución definitiva contra la obesidad?
Como hemos visto, uno de los principales riesgos potenciales de usar Ozempic como única solución contra la obesidad es la pérdida de masa magra y el efecto rebote. Para evitarlo y hacer que el tiempo que hemos usado Ozempic haya merecido la pena, la evidencia es clara: necesitamos acompañar Ozempic de hábitos, de un cambio en nuestras acciones diarias.
Si ponemos en una balanza los riesgos conocidos a día de hoy y los beneficios conocidos a día de hoy, ¿qué pasaría? Pues vuelvo a un dato que ya he presentado en este artículo: Una persona que supere un IMC de 27 y use Ozempic, reduce en un 20 % su riesgo de infarto o ictus. Este beneficio, por sí solo, ya supera todos los riesgos conocidos.
Ese balance no es exclusivo de Ozempic. La cirugía bariátrica cuadruplica el riesgo de suicidio en los años siguientes a la cirugía. En cambio, en los 7 años siguientes también es responsable de otros datos. La bajada del peso como consecuencia de la cirugía disminuye un 56 % la probabilidad de infarto, un 60 % la probabilidad de morir por cáncer, un 92 % la de morir por secuelas de la diabetes, un 40 % de morir en general. Es decir, cuando nos enfrentamos al balance beneficio-riesgo de un tratamiento siempre es difícil. En este ejemplo de la cirugía bariátrica queda demostrado por los enormes beneficios que plantea al revertir la obesidad, pero con el posible coste psicológico.
A lo que me conducen todos estos datos es a pensar que, en la vida de una persona, el uso de Ozempic debería representar un tiempo limitado si lo comparamos con lo que más vamos a hacer en nuestra vida: crear y mantener hábitos. Entonces, ¿Ozempic ha sido una buena noticia para la pérdida de peso? Sí, lo ha sido. Pero es importante no crearnos falsas expectativas que hagan más daño que bien, y eso empieza por considerar Ozempic y otros fármacos similares como lo que son: buenas herramientas para iniciar una pérdida de peso que no se podía conseguir de otra manera. Una herramienta que sirva como pistoletazo de salida para la verdadera carrera de fondo que son los hábitos.
Por tanto, no estoy nada de acuerdo con aquellos profesionales que hablan de Ozempic como un medicamento crónico. Está claro que en caso de no cambiar hábitos es fácil volver al punto de partida.
¿Y cómo han respondido portavoces de la industria a eso? Pues que es normal, ya que, si el fármaco deja de usarse, deja de funcionar. Por eso equiparan Ozempic a otros medicamentos como los antihipertensivos o las estatinas que deben ser usados de manera crónica. Este es uno de esos casos claros en los que, como Garganta Profunda nos advertiría, debemos «seguir el dinero». ¿Qué va a decir la industria interesada en que cuanto más usas, más compras?
Así que si nos preguntamos si Ozempic forma parte de la solución definitiva contra la obesidad podemos decir que sí. En concreto, la solución definitiva está formada por un uso pequeño en el tiempo de este medicamento que deje paso, de por vida, a los hábitos. Por tanto, Ozempic es una herramienta más dentro de la solución definitiva.
De todas formas, en ningún caso incluimos aquí a personas con sobrepeso o personas que quieres quitarse esos cuatro o cinco kilos de cara al buen tiempo.
Llegados a este punto, pienso lo siguiente: “vete tú a decirle a alguien que pesa 100 kilos y mide 1,65 metros que con nuevos hábitos romperá ese circulo vicioso y creará uno virtuoso que le devolverá la salud y el peso adecuado”. Ya. ¿Es eso realista? Por eso quiero rescatar algo que he comentado en el artículo. Y es el incremento de motivación que en toda persona con sobrepeso u obesidad desencadena el ver resultados. Sabemos que la pérdida de peso nunca es un proceso rápido. Pero cuanto más se demoren los resultados, más le costará a alguien confiar en los hábitos que está creando.
Por eso, muchas veces preferimos la intervención antes que adoptar nuevos hábitos. Es así. Preferimos el atajo: “me tomo algo, me aplico algo, me pincho algo, y ya”. Cambiar hábitos es un camino que suena a prohibiciones, a esfuerzo, a purgatorio y a ver resultados a largo plazo. Es decir, tarde. Y nosotros somos seres cortoplacistas, lo queremos todo para ayer.
Por eso creo que Ozempic puede tener su lugar, por ejemplo, como parte del tratamiento que reciben personas que sufren de obesidad debido a trastornos psicológicos. O aquellas personas que no logran alcanzar los objetivos de pérdida de peso con un tratamiento integral para adelgazar (por ejemplo, una pérdida del 5% del peso inicial en 3-6 meses) pueden considerar el tratamiento complementario con Ozempic.
¿Y qué pasa con los posibles efectos adversos a largo plazo? Esta es una pregunta muy válida. Al fin y al cabo, tenemos casos en la historia de medicamentos acogidos como «prometedores o revolucionarios» que después fueron retirados del mercado por su fallo en la seguridad. Hablo del famoso caso de mediados de los años 90, del medicamento Fen-fen, que era una combinación de dos fármacos: fenfluramina y fentermina. En su apogeo, Fen-fen fue aclamado por numerosas revistas de prestigio como Time que escribió el titular: «¿Un nuevo fármaco-milagro?» Sin embargo, un año más tarde, los graves problemas de salud asociados con su uso llevaron a su retiro del mercado y se estima que la empresa productora de Fen-fen destinó más de 21 mil millones de dólares para resolver las demandas y compensaciones a los afectados.
¿Podría ser Ozempic un nuevo Fen-fen? Ante eso solo puedo contestar con un prudente «veremos». Pero a diferencia del Fen-fen, tenemos una experiencia con Ozempic de 18 años. 18 años en los que ha sido un tratamiento para los diabéticos tipo 2 y no ha mostrado graves problemas de seguridad, por lo que no parece probable que Ozempic ocasione ese tipo de catástrofes a largo plazo.
Quizás sea esa la duda que más preocupa a algunos compañeros, que ven la llegada de Ozempic y todos los nuevos moduladores de la saciedad como una mala noticia. Quizá sea eso o quizá sea otras razones, no lo sé. Lo que sí sé es que en este artículo habrás encontrado evidencia suficiente para mirar al futuro con esperanza. En lugar de cerrarnos por completo a nuevos tratamientos, quizá sea más interesante seguir valorando, con un prudente escepticismo, la importancia que tendrán en el manejo del peso. Como resume Rudolph Leibel, profesor de investigación de la diabetes en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia:
“La era de ‘simplemente salir, hacer dieta y hacer ejercicio’ ya pasó . Ahora los médicos tienen herramientas para abordar la obesidad”.
Me permito añadir una cosa a eso. Los farmacéuticos-nutricionistas tenemos a día de hoy una oportunidad inmensa para crear mejores planes de hábitos tanto para personas que terminarán usando estos fármacos como para aquellas que no cumplan criterios, pero quieran retomar el control de su salud.
Hay mucho en juego. Hablamos de una enfermedad que es la mayor causa prevenible de muerte en el mundo.
*Alfredo Andreu es farmacéutico colegiado 3228 (ficha) y dietista-nutricionista colegiado ARA00404 (ficha)